Tres años después de casarse con su esposa Kana, se mudó a esta ciudad por un cambio de trabajo. Y hoy, debido a que había una reunión deportiva entre distritos, lo llamaron a practicar durante las vacaciones. Cuando me cansé de las miradas desagradables de los hombres de mediana edad mirando a sus esposas, el presidente del vecindario, Sugiura, me entregó al instructor del campamento, tal como lo recordaba. Me negué porque no podía ir por motivos de trabajo, pero mi esposa, que estaba pensando en tener una relación con Mahila Sangh, dijo que se uniría. Unos días después, vi a mi esposa subir al auto sin prestar atención y con una expresión de disgusto en el rostro.